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- 21st of November 2024
Si hay algo bueno que salvar de una desgracia como la ocurrida el 19 de septiembre en México con el terremoto de 7.1 grados Richter que dejó como saldo más de 300 vidas humanas pérdidas, tendría que ser, sin duda, la solidaridad y la empatía con la que las y los mexicanos nos hemos desbordado en las calles para ayudar a nuestros semejantes en actos no solo de humanidad, sino de congruencia social, reconociéndonos como comunidades y rescatando lo más valioso de la hermandad de ser paisanos.
Estamos en un momento muy delicado de la vida nacional en el que además de solidarizarnos de manera moral con quienes hoy están afectados por los sismos de los últimos días también debemos tomar acciones que encaminen la dinámica económica a generar verdaderas oportunidades de recuperación para quienes lo han perdido todo, entendiendo que la reconstrucción material de este país no puede darse sin una verdadera transformación ética que sólo podrá ser a partir de escuchar las demandas de las y los ciudadanos que por años han pedido, entre muchas otras cosas, instituciones austeras y sensibles a la desigualdad económica y social que subsiste en nuestro querido México.
Es momento de impulsar una reingeniería al gasto público y combatir con ello el derroche de recursos y la opacidad y discrecionalidad que por años han hecho del erario el banco central de funcionarios públicos de todos niveles y que hoy tiene que cambiar.
Desde 2007 como convergencia y ahora como Movimiento Ciudadano se ha impulsado la urgencia de reorientar el gasto de los partidos políticos a las necesidades de las y los mexicanos, así mismo, a atender la urgencia de un plan de acción que transversalice la austeridad en todas las instituciones públicas para así contribuir verdaderamente a la crisis que hoy viven miles de mexicanas y mexicanos y a estar preparados para enfrentar cualquier otra que encontremos en el camino.
Desde el Frente Ciudadano por México se apuesta hoy por una iniciativa de modificación de financiamiento público a partidos, promoviendo nuevos esquemas como el financiamiento privado de militantes y simpatizantes, así como mecanismos de autofinanciamiento; pero debemos ir más lejos, y replantear también los exorbitantes topes en los gastos de campaña para prever ilícitos y conflictos de interés; nos pronunciamos también por transitar de la espotización de la democracia, en el que sólo gana el partido en el poder a un sistema de voto informado en el que los tiempos de radio y televisión se utilicen en debates sanos para la democracia de éste país. Pero aún hay mucho más por hacer, porque hablamos de un plan de austeridad en el que nadie toca al gobierno federal, las condiciones en las que hoy se ejerce el más de un billón de pesos anual son opacas y poco corresponden a la realidad desigual de nuestro país; por ejemplo, el gasto excesivo en publicidad gubernamental es un lastre histórico que con esta propuesta pretende erradicarse, eliminando a la par los privilegios de una clase política que además engrosa sus filas cada día más a partir de amiguismos y compadrazgos.
Este es sin duda un planteamiento de fondo, serio, sin simulaciones y de largo alcance, y estamos puestos para defenderlo en todas las tribunas de este país, porque lo que hace falta es tomar acción inmediata y eliminar al 100% el financiamiento público a todos los partidos políticos de forma irrestricta; es momento de demostrar nuestra verdadera voluntad de cambiar este régimen, y la primera medida debe ser la de reorientar de inmediato el presupuesto para apoyar a los damnificados de los sismos pasados y a sus familias.
Ya lo dije antes, no basta con sumarse en el discurso para transformar la realidad de México, es fundamental reivindicar el servicio público y sobre todo, apoyar de manera real y tangible a quienes hoy viven una de las peores tragedias. Si hay partidos políticos que no tengan esta visión de país es claro que su negocio es este, pero quienes estén convencidos que a México le urge una reconstrucción total que vaya más allá del 19 de septiembre trabajarán para lograr la eliminación del financiamiento público y cortar de raíz los privilegios a la clase política tradicional. México no necesita paliativos, necesita eliminar de raíz el cáncer de desigualdad que lo tiene enfermo; vamos a contribuir desde donde nos toca.
Fuente: elregional.com.mx