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Cómo llamar al Día del Niño con una mirada inclusiva



Si no nos nombramos, no existimos

 

¿Por qué es importante utilizar el lenguaje incluyente? Muchas formas de lenguaje y expresiones sexistas que abundan en nuestro vocabulario, las cuales han pasado de generación en generación perpetuando patrones de comportamiento, construyen estereotipos de género, asociando a las personas con roles y expectativas sociales entorno a lo que deben ser/hacer las mujeres y los hombres.

En abril sabemos bien que no sólo es el Día del Niño, sino también de la niña, pero tenemos que mencionarlas. Las niñas este 30 de abril merecen ser mencionadas, deben existir al ser nombradas cuando se festeja a la niñez. Las niñas pueden ser poderosos agentes de cambio, y nada debe impedir que participen plenamente en todos los aspectos de la vida.

Dado que por mucho tiempo la sociedad justificó las relaciones desiguales entre mujeres y hombres, confinando a las mujeres a las actividades del hogar, la atención de las hijas e hijos y al rol reproductivo y de cuidados, no es de extrañar que el lenguaje que por años hemos utilizado esté caracterizado por expresiones sexistas y excluyentes que han invisibilizado la presencia de la mujer.

De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas, en la actualidad, más de mil millones de niñas menores de 18 años están preparadas para afrontar el futuro. Día a día, desafían los estereotipos y rompen barreras.

Las niñas están organizando y encabezando movimientos para abordar cuestiones como el matrimonio infantil, la desigualdad en la educación, la violencia y la crisis climática, y, como se pone de relieve con el tema de la celebración de este año, están demostrando que no se ciñen a un guion y son imparables.

Todos los días, las niñas hacen frente a la discriminación y la violencia en todo el mundo. Ya no es aceptable que las niñas tengan que renunciar a sus sueños o que se les haga creer que no tienen posibilidad de alcanzarlos.

Sin embargo, muchas de ellas siguen viéndose reprimidas por normas de género perjudiciales que influyen en todo lo que hacen: si se casan, cuándo y con quién, si asisten a la escuela y finalizan sus estudios, si tienen acceso a los servicios de salud o si se ganan la vida, y muchas otras cosas. 

Recordemos que de acuerdo con documentos históricos, el Día del Niño y la Niña en México fue reconocido inicialmente el 8 de mayo de 1916 en la ciudad de Tantoyuca, Veracruz.

Sin embargo, con la Primera Guerra Mundial esta fecha cambió, ya que fueron las niñas y los niños quienes más sufrieron los estragos de la guerra, según la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).

Tras la declaratoria en Ginebra, la cual fue firmada y aceptada por México, el entonces presidente, Álvaro Obregón y el Ministro de Educación Pública el licenciado José Vasconcelos, establecieron como fecha oficial de celebración el 30 de abril.

En 1954, la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) recomendó a los países destinar un día a fomentar la fraternidad entre los niños y las niñas del mundo, y promover su bienestar con actividades sociales y culturales.