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- Mujeres en Movimiento
- 30th of July 2025

Cocinar, limpiar, cuidar a niñas, niños, personas mayores o con alguna discapacidad; hacer el mandado, organizar la casa, preparar medicinas, acompañar en citas médicas, estar siempre disponibles. Estas tareas, que se repiten todos los días en millones de hogares, rara vez son reconocidas como trabajo. Sin embargo, el trabajo doméstico y de cuidados es la base invisible sobre la que se sostiene la vida cotidiana, las familias, la economía y el funcionamiento de toda la sociedad.
Históricamente, estas labores han sido asignadas a las mujeres como una “obligación natural” ligada a la maternidad o al rol tradicional de “amas de casa”. Esto ha provocado que no se les reconozca ni su valor económico ni su aportación social. Se considera que "no trabajan" quienes no tienen un empleo formal, ignorando que muchas mujeres dedican más horas al trabajo doméstico no remunerado que quienes tienen jornadas laborales completas.
El cuidado no es una tarea menor ni algo que “solo toca” hacer a las mujeres. Es una labor esencial que implica organización, conocimiento, esfuerzo físico y emocional. Requiere tiempo, dedicación y, muchas veces, se realiza sin pausas, sin descanso y sin remuneración. Esta realidad genera desigualdades profundas: limita el acceso de las mujeres a la educación, al empleo, a la participación política y a la toma de decisiones.
Las mujeres en México dedican en promedio más del doble de tiempo que los hombres a tareas de cuidado no remunerado. Esta desigualdad no solo perpetúa brechas económicas, sino que también impacta directamente en el bienestar y autonomía de millones de mujeres. Mientras no se redistribuyan estos trabajos de manera justa, no podremos hablar de una verdadera igualdad.
Reconocer el trabajo de cuidados es también reconocer que cuidar es un derecho y una responsabilidad colectiva, no una carga individual ni una deuda de género. Los cuidados deben ser una prioridad en la agenda pública. Es urgente construir un sistema nacional de cuidados que permita garantizar servicios accesibles, de calidad y con perspectiva de derechos humanos para quienes los necesitan, al tiempo que se protegen los derechos laborales de quienes los brindan.
Además, necesitamos transformar culturalmente la forma en que entendemos el cuidado. Educar a niñas y niños desde pequeños en la corresponsabilidad, impulsar políticas que favorezcan la conciliación laboral y familiar, e involucrar activamente a los hombres en estas tareas, no como “apoyo”, sino como una participación equitativa.
Hablar del trabajo doméstico y de cuidados es hablar del corazón de nuestras vidas. No es un “extra”, no es un “favor”, no es “ayuda”: es trabajo. Y como tal, merece reconocimiento, redistribución y remuneración.
Desde Mujeres en Movimiento sabemos que la igualdad no será posible sin justicia en los cuidados. Por eso, en Movimiento Ciudadano impulsamos el reconocimiento del derecho al cuidado como un pilar fundamental para construir un país más justo, donde todas las personas puedan ejercer su autonomía sin que el cuidado recaiga siempre en las mismas manos. Nuestro compromiso es claro: trabajar por políticas públicas que valoren y dignifiquen el trabajo de cuidados. Porque cuidar también es un derecho, y garantizarlo es avanzar hacia una verdadera igualdad.