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Mexicanas migrantes ¿Sueño o pesdilla?



La situación de desigualdad de las mujeres en el mundo no es, en muchos de los casos, muy diferente a la que viven las mujeres latinoamericanas y particularmente las mexicanas, la pobreza, la falta de oportunidades para el desarrollo y las condiciones de discriminación son factores que obligan a las mujeres a buscar oportunidades en otras latitudes.

La migración de mujeres mexicanas ha crecido de manera exponencial durante las últimas décadas, incluso, en los últimos años, la tendencia porcentual apunta que del 100% de mexicanos radicando en el extranjero, las mujeres abarcan el 53%, y aunque no todas migran para trabajar, hay un reflejo inminente de la carencia integral de los factores esenciales para el desarrollo.

La creciente inserción de las mujeres en los procesos migratorios que podemos percibir desde principios de la década de los 80 y la situación actual de las mujeres en México tienen una relación indiscutible; el flujo de la migración en Latinoamérica, incluido nuestro país responde a causas multifactoriales como las oportunidades laborales, la reunificación de las familias y en casos más específicos para acceder a oportunidades educativas o de desarrollo intelectual.

Las mujeres mexicanas que viven alrededor del mundo aportan, además de su fuerza de trabajo, remesas importantes para la economía y, en los países a los que emigran, no sólo el trabajo, sino sus talentos en diversas áreas, mismos que en su propio país muchas veces no pueden detonarse debido a la falta de acceso a oportunidades de manera general, pero también, producto de la desigualdad entre hombres y mujeres que aún prevalece.

Las migrantes mexicanas en el extranjero no son diferentes a aquellas mujeres que cruzan las fronteras de nuestro país, el desplazamiento refuerza en muchos casos la vulnerabilidad frente al conocimiento de sus derechos; la violencia y la discriminación en los países de origen, en este caso, México, son variables a considerar en el aumento del flujo migratorio de las mujeres mexicanas hacia el mundo; la migración en las modalidades individual y colectiva tiene importantes repercusiones demográficas, de ahí que el éxodo de las mujeres haya tenido un aumento del 200% durante las últimas dos décadas.

Las vivencias idiomáticas, las dificultades de la inserción en las comunidades y los procesos de deconstrucción de la identidad, sumados a la difícil situación que obliga a las mujeres a migrar son elementos que convierten, muchas veces, al fenómeno migratorio en un viacrucis difícil de sobrellevar.  Las mujeres que salen de su país para buscar mejores oportunidades de vida lo hacen porque no hay en México ni mecanismos ni políticas integrales que garanticen la igualdad, por el contrario, el acceso a una vida libre de violencia es cada vez más escaso, la violencia feminicida y la propia desigualdad institucional son factores que llevan a las mujeres a vivir un sueño que algunas veces tiene matices de pesadilla, al menos para quienes tienen que dejar su vida como la conocen por la incapacidad del Estado de garantizarles lo esencial.