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- 21st of November 2024
En México se estima que 8 de cada 10 menores de edad que sufrieron abuso sexual son niñas
Seguro han escuchado en las últimas semanas que en Morelos y otros estados de la República, como Nuevo León, se propuso el llamado PIN Parental, para que madres y padres de familia puedan decidir si sus hijas o hijos reciben o no información sexual en las escuelas de educación pública en los niveles educativos de: Primaria, Secundaria y Preparatoria..
¿En qué consiste? Es tan sencillo como polémico. El Pin Parental busca que los padres aprueben y revisen previamente todos los temas que se les enseñen a sus hijos. Aprobar el PIN Parental violaría los derechos de las y los menores, impediría la construcción de una sociedad equitativa, inclusiva, bien informada y responsable.
La Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos no es cosa menor. Y uno de los artículos, es justo el que está a debate. El artículo 3, que afirma que la educación en México es obligatoria, laica y gratuita. No se necesita ser erudito para tener claridad de lo que eso significa.
Sobre todo de lo que significa la palabra “laica”, es decir, que la educación se brinda formalmente desde el Estado y no está basada en ninguna doctrina religiosa, a su vez que no discrimina el acceso al conocimiento por credo o religión.
La educación de la sexualidad en las escuelas constituye una protección para las vidas del alumnado. Contribuye a la formación de la identidad, permite reconocer los factores de riesgo de un abuso sexual, ayuda a decidir de manera responsable e informada sobre las relaciones libres de violencia, sean de amistad, de noviazgo, sexuales e incluso filiales.
Además, lo más importante es que las niñas, niños y adolescentes son titulares de derechos, el estado debe garantizar estos con pleno respeto a su autonomía progresiva. Las y los responsables de familia tienen la obligación de respetar y garantizar esos derechos.
Porque de lo que se trata es de tener esa democracia donde cabemos todas las personas y tenemos los mismos derechos, pero sobre todo donde se garantiza el acceso a la educación, ésta que bien sabemos es el fundamento del desarrollo de cualquier civilización.
Es increíble que en pleno siglo XXI se esté poniendo a discusión esto que es cómo renunciar a la memoria que ha dejado esa lucha histórica. Porque no se trata de ir en contra de las creencias ni de la educación formativa de los padres y las madres, mucho menos de “meterse con la educación de sus hijos e hijas” porque en este país la esclavitud está abolida y nadie es dueño o dueña de nadie.
Se trata de no dar pasos hacia atrás que abran caminos hacia los discursos de odio, la discriminación, los prejuicios y, ante todo, la ignorancia del conocimiento científico que en la actualidad es necesario para tomar decisiones individuales.
Aprobar la iniciativa del pin parental es atentar contra la tercera parte de la población mexicana menor de 18 años. No se trata del futuro de las niñas, niños y adolescentes, se trata del presente de sus vidas.
Aprobar el Pin Parental es abrir la puerta al dogmatismo, al sectarismo, los prejuicios y el fanatismo que tantas luchas y vidas nos han costado a lo largo de nuestra historia como país. Aprobar el Pin Parental es avalar la bandera electoral de grupos que buscan la regresión de los derechos humanos. El Estado no puede estar contra el Estado.
Es tiempo de garantizar que las y los menores tengan acceso a educación sexual y de valores. El PIN Parental es inconstitucional, regresivo y anti derechos. Es una búsqueda y lucha histórica porque en este país tengamos una de las más nobles garantías: educación con base en conocimiento científico. Eso es lo que tenemos que defender sin dar un sólo voto para regresar años de historia hacia atrás.