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Trabajo no remunerado en los hogares de México



Empecemos por tener claro, ¿qué es el trabajo no remunerado? Es aquel trabajo por el cual no se percibe ningún pago. En México este tipo de trabajo recae principalmente en las actividades de cuidado del hogar y de las personas sin recibir un pago económico por ello. Por ejemplo, el lavado y planchado de la ropa de miembros o miembras de una familia; la preparación de las comidas durante el día; el cuidado de algún familiar con salud delicada; la crianza de los hijos e hijas; la limpieza y mantenimiento de la vivienda; las compras y administración del hogar y; demás quehaceres domésticos que es realizado en México y el Mundo en un alto porcentaje por las mujeres.

En el 2015, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), presentó los resultados de la Cuenta Satélite del Trabajo No Remunerado de los Hogares de México, en el que indicaba que las mujeres mexicanas habíamos aportado el 77. 2% de nuestro tiempo a este tipo trabajo. Este estudio demostró el valor económico del trabajo no remunerado doméstico y de cuidados alcanzando un nivel equivalente a los 4.4 billones de pesos, lo que representó el 24.2% del PIB del país.

Para entender un poco mejor, en cifras netas de acuerdo al INEGI, el trabajo doméstico que las mujeres realizamos tiene un valor anual equivalente a los $49,586 pesos, mientras que el de los hombres fue de $18,109 pesos. Es importante tomar en cuenta el trabajo que desempeñan las niñas que a partir de los 5 años son educadas a participar en este trabajo quienes aportan $ 5,646 pesos, mientras que los niños colaboraron con $5,130 pesos.

En este sentido, ¿qué significa que las mujeres mexicanas destinemos el 77. 2% de nuestro tiempo a este tipo trabajo no remunerado? Significa que no se integran ni participan en el mercado laboral pues destinan su tiempo al cien por ciento a este tipo trabajo. Al no ser remunerado permea en la autonomía económica de las mujeres mexicanas que se ve reflejado en que no puedan escapar de relaciones violentas y se encuentran en una posición de desigualdad vulnerables a la pobreza pues hay una dependencia económica por parte del hombre proveedor del hogar.

Las mujeres que sí participamos en el mercado laboral destinarán sólo el 32.3 de horas por cada 100. Es importante mencionar que por participar en el mercado laboral con otro oficio, seguirán invirtiendo más tiempo a las labores del hogar que lo hombres, lo que tendrán que cubrir dobles o triples jornadas de trabajo.

Urge reivindicar el papel y valor de las mujeres con el trabajo que realizan en el hogar, y solo podrá llevarse a cabo redistribuyendo la carga total de trabajo y de tiempo entre hombres y mujeres pues impide la igualdad de género. La ONU Mujeres, un sinfín de estudios, investigaciones y otros organismos gubernamentales y no gubernamentales han señalado que es de vital importancia empoderar económicamente a las mujeres para la eliminación de la brechas de género. En el 2017, este organismo internacional publicó el informe “El Progreso de las Mujeres en América Latina y el Caribe 2017” que propone seis estrategias clave para evitar retrocesos, superar los obstáculos y avanzar en el empoderamiento económico de las mujeres en la región.

La otra cara de la moneda es todas aquellas mujeres que se dedican a este trabajo y perciben una remuneración económica, sin embargo, la situación legal y sus condiciones de trabajo serán precarias debido a la desvalorización del trabajo doméstico. Según datos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) realizada por el Instituto Nacional de Estadística Geografía e Informática (INEGI) en 2016, en México existen casi 2.4 millones de personas trabajadoras del hogar. De ellas solo el 2.3% son formales, es decir, por cada 100 trabajadores del hogar remunerados, poco más de dos cuentan con acceso al sistema público de salud (IMSS) y de ahorro para el retiro como prestación a su trabajo.

Además que debido al régimen del Seguro Social, el mismo sistema gubernamental no les permite acceder a todas las prestaciones sociales como el INFONAVIT o guarderías del IMSS. La Ley Federal del Trabajo en su capítulo XIII artículo 333, legisla las horas de descanso de los y las trabajadoras del hogar remunerados:

“Los trabajadores domésticos que habitan en el hogar donde prestan sus servicios deberán disfrutar de un descanso mínimo diario nocturno de nueve horas consecutivas, además de un descanso mínimo diario de tres horas entre las actividades matutinas y vespertinas”.

De acuerdo con datos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) del 2016 informa que el 35% de los y las trabajadoras del hogar remuneradas cobra menos de un salario mínimo y que el 75% cobrará como máximo solo dos salarios mínimos en este tipo de trabajo.

Es importante y urgente realizar acciones a través de políticas públicas con perspectiva de género para reinvindicar el trabajo no remunerado y remunerado en los hogares mexicanos para que las personas que se dedican a ello no vivan en una situación de pobreza y que se continúen vulnerando sus derechos humanos. Es necesario continuar realizando cambios legales para asegurar que los y las trabajadoras domésticas, como los demás trabajadores en general, disfruten de condiciones de empleo equitativas y condiciones de trabajo decente así como seguridad social.

 

Fuentes: http://www.inegi.org.mx/est/contenidos/proyectos/cn/tnrh/

http://lac.unwomen.org/es/digiteca/publicaciones/2016/12/el-progreso-de-las-mujeres-america-latina-y-el-caribe-2017

https://www.juridicas.unam.mx/legislacion/ordenamiento/ley-federal-del-trabajo

http://www.beta.inegi.org.mx/proyectos/enchogares/regulares/enoe/