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Participación política de las jóvenes mexicanas



En México hay 37 millones 504, 392 jóvenes de 12 a 29 años de edad que representan el 31.4 por ciento de la población total. La distribución entre hombres y mujeres jóvenes es muy similar, 49.4 por ciento en hombres y 50.6 por ciento en mujeres, sin embargo, las mujeres en este rango de edad también son mayoría y su participación política ha sido muy escasa, lo que representa que no están siendo tomadas en cuenta como agentes de cambio. Las y los jóvenes no se encuentran participando en los procesos electorales, por ejemplo, el Instituto Nacional Electoral (INE) identificó que las y los jóvenes de 20 a 29 años son quienes menos votaron en el período 2014 y 2015.

Además, es importante mencionar que las jóvenes mexicanas no se encuentran participando o colaborando en organizaciones, asociaciones o equipos de trabajo. Afirman que no han pertenecido a estos grupos para trabajar desde la sociedad civil con las instituciones por algún tema que les preocupe, por falta de tiempo o porque creen que no sirve de nada. Esto en contrastaste cuando hablamos de su participación en movimientos sociales, como acciones de protesta, marchas, plantones o bloqueos.

Su participación también es alta desde las redes sociales. La mayoría se encuentra inscrita por lo menos en Facebook, la red social líder en México, siendo este el lugar donde difunden y se gestan movimientos sociales y políticos en los cuales participan.

Es de vital importancia para el desarrollo de un país, sumar a las jóvenes a la participación política, ya que formar a una lideresa toma demasiado tiempo. Hay que tener en cuenta que tendrá que enfrentarse a la desigualdad de género, pues su trabajo será poco mencionado en los medios de comunicación, se confrontara a la invisibilidad y a la violencia política de género. Basta con volver a observar quienes integran parlamentos, las empresas, las organizaciones de la sociedad civil o la academia. Las mujeres hemos estado muy ausentes de las instituciones políticas, mercado laboral o de los cargos de decisión pública y las jóvenes lo están aún más.

Esta parte importante de la población tienen mucho que aportar y decirnos en la construcción de una juventud que participe en la creación y monitoreo a las políticas públicas con perspectiva de género, en temas como: el empleo y la falta oportunidades laborales, el acceso a las mujeres a vivir una vida libre de violencia, el acceso a la educación, oportunidades dignas, la sexualidad y embarazos adolescentes, la delincuencia organizada, la trata de personas, el abuso sexual, usos y costumbres en municipios indígenas, el cambio climático, el acceso a servicio de salud, acoso escolar o bullying, entre muchos otros temas visto desde su perspectiva.

La participación política que han tenido las y los jóvenes en México, lamentablemente, ha sido empujado y motivado desde hechos violentos. Los partidos políticos, la academia y las instituciones gubernamentales debemos promover una cultura democrática, permanente, en las jóvenes desde otras motivaciones más sanas mediante el desarrollo de conferencias, seminarios, cursos y talleres, encuentros, concursos, capacitaciones que no desaparezcan finalizando un sexenio o trienio.

El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, elaboró en el 2014 la “Estrategia del PNUD para la Juventud 2014-2017” en la que señala que la combinación de juventud e innovación tiene el potencial de crear soluciones para los problemas de desarrollo y de transformar las sociedades. Esta estrategia está enfocada sobre cuatro elementos: desarrollo de capacidades, promoción e integración, liderazgo de ideas, y políticas nacionales. Bajo diez principios rectores: derechos humanos, igualdad de género, sostenibilidad,control y liderazgo nacionales, participación, innovación,cooperación Sur-Sur, voluntariado,intercambio de conocimientos entre generaciones y trabajo hecho por, con y para la juventud.

Esta estrategia puede ser una excelente guía y referente para trabajar con las juventudes mexicanas. Invertir en las niñas y mujeres jóvenes es particularmente importante. Estudios, investigaciones y diagnósticos como esta estrategia del PNUD, demuestran que desatar el potencial de las niñas y las mujeres jóvenes es una herramienta efectiva para abordar la pobreza, mejorar la salud, la higiene y reducir la violencia al interior de las comunidades y/o ciudades en México y el mundo.

Las mujeres que cuentan con una trayectoria participando y abonando en la vida política de México, es necesario, que impulsen y apoyen sistemáticamente y sororariamente a las jóvenes para que ellas, también puedan sumarse y abonar en la construcción de una democracia igualitaria y diversa. Unir esfuerzos y tejer redes entre las mujeres de diferentes edades puede ser una gran estrategia para encarar problemas sociales en el que implique compartir el análisis de los problemas y la información e impulsar iniciativas y políticas públicas con perspectiva de género, además de acelerar el empoderamiento de las mujeres mexicanas.

Fuente: http://www.undp.org/content/undp/es/home/librarypage/democratic-governan...