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- Mujeres en Movimiento
- 17th of August 2025

México es un país diverso, con raíces milenarias que florecen en sus pueblos, su cultura y sus lenguas. Los pueblos indígenas son herederos de esta riqueza, y a través de sus territorios, saberes, idiomas y luchas, continúan construyendo un país más justo y plural. Sin embargo, también enfrentan desigualdades estructurales, violencias múltiples e invisibilización histórica.
De acuerdo con el Censo del INEGI (2020), en México hay 23.2 millones de personas que se autoidentifican como indígenas. De ese total, el 51% son mujeres. Esta cifra no solo habla de una presencia vigente: también revela la importancia de las mujeres indígenas como sostén de sus comunidades, aunque muchas veces sin el reconocimiento que merecen, enfrentándose a condiciones de desigualdad, racismo y exclusión.
Uno de los mayores aportes culturales de los pueblos indígenas es su riqueza lingüística. En México se hablan 68 lenguas indígenas y más de 360 variantes, siendo las mujeres indígenas las transmisoras clave de estos idiomas, especialmente dentro del hogar y la comunidad.
Sin embargo, muchas lenguas están en riesgo de desaparecer por falta de políticas públicas eficaces, discriminación institucional y desplazamiento forzado. Aunque México se reconoce constitucionalmente como una nación pluricultural, los derechos lingüísticos siguen siendo vulnerados.
La realidad de los pueblos indígenas está marcada por diversas formas de violencia estructural: racismo, despojo, marginación, pobreza y exclusión de los servicios básicos. En el caso de las mujeres indígenas, estas opresiones se agravan. Viven una triple discriminación: por ser mujeres, por ser indígenas y por pertenecer a sectores populares.
Esta situación se intensifica cuando migran, viven en contextos urbanos, defienden derechos o son víctimas de violencia de género. La invisibilidad institucional y mediática refuerza estas desigualdades, dejando a muchas fuera de las políticas públicas y sin acceso a la justicia.
Desde Mujeres en Movimiento afirmamos que la lucha por los derechos de las mujeres no puede separarse de la lucha por los pueblos indígenas. Un feminismo comprometido con la justicia debe ser también antirracista, comunitario e intercultural.
Exigimos acciones claras para garantizar los derechos de las mujeres indígenas, como:
Reconocimiento pleno y efectivo de los derechos de los pueblos indígenas, incluyendo su libre determinación.
Acceso a salud, educación, vivienda y justicia con pertinencia cultural y lingüística.
Participación política efectiva de mujeres indígenas en espacios de toma de decisiones, en todos los niveles.
Protección integral a las mujeres defensoras indígenas frente a amenazas, hostigamiento y criminalización.
Estas exigencias no son favores: son derechos humanos reconocidos en la Constitución y en tratados internacionales. El Estado mexicano y la sociedad en su conjunto tienen la obligación de garantizar su cumplimiento.
Los pueblos indígenas de México son presente y futuro. Las mujeres indígenas, desde sus comunidades, siguen tejiendo redes de resistencia, cultura y esperanza. Su voz es indispensable para construir un país más justo, plural y con verdadera igualdad. Porque si hay justicia para los pueblos indígenas, hay justicia para las mujeres.