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La fuerza de las mujeres, más viva, más activa y más combativa que nunca



El proceso electoral del 2018 se distinguió por la gran participación política de las mujeres y por el histórico logro de la paridad en los espacios legislativos a nivel federal; este año, pese a los embates de la pandemia, en  Coahuila e Hidalgo se llevará a cabo un proceso electoral en el que están en juego mil seiscientos setenta y siete cargos de elección y en los que al menos deberíamos lograr la mujeres poco más 800 espacios entre regidurías, sindicaturas, alcaldía y diputaciones.

El reto no se vislumbra nada fácil, pero la fuerza electoral y política de las mujeres ha llegado para quedarse, en un futuro incluyente, paritario y feminista, en el que nuestra participación e incidencia sean lo normal y no la excepción,

La política ha dejado de ser una actividad exclusivamente de hombres y con la fuerza de las mujeres hemos reafirmado que tenemos toda la capacidad, el empuje, el conocimiento y las ganas para ocupar los espacios que históricamente nos han sido negados.

A las mujeres nada nos ha sido regalado, y hoy, en Hidalgo y Coahuila tenemos la oportunidad de mostrar que es tiempo de una democracia para todas y todos en la que las causas estén por encima de todo.

Llegó la hora de que normalicemos estar representadas y representados por mujeres y jóvenes, valientes, que cambien el rumbo de la política tradicional y construyan un nuevo trato para nuestro país, desde sus comunidades. Normalicemos que las mujeres seamos las protagonistas de la toma evolución de nuestro país, de la evolución mexicana.

Este será un proceso electoral diferente, en el que la innovación y creatividad jugarán un rol importante y en el que las mujeres nos vamos a apropiar de las urnas como nos hemos apropiado ya de nuestros cuerpos, de las calles y de nuestros entornos.

2020 y 2021 definirán el triunfo de la fuerza de las mujeres frente a un sistema que está obligado a cambiar o sepultarse.

Vamos por más mujeres en espacios de decisiones, que 2020 sea la punta de lanza y que 2021 consolide la resignificación y la feminización de la política mexicana.