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- Mujeres en Movimiento
- 21st of November 2024
La no discriminación es uno de los temas prioritarios en la agenda de género para la implementación de políticas públicas que contrarresten la exclusión o restricción de un Derecho Humano de cualquier persona. La forma en que percibimos a un hombre o una mujer y el modo en que nos relacionamos con ellas, se encuentra determinada en prácticas y creencias sociales; que pueden llegar, y han llegado, a ser rígidas para ciertos sectores de la población.
A lo largo del tiempo, diversas creencias y prácticas han vulnerado terriblemente a grupos específicos de personas, no sólo en México sino en el mundo; ya sea por su origen étnico, su sexo, género, cultura, edad, discapacidades, condición social, religión o cualquier otro motivo. Las sociedades han ido cambiando de manera positiva a través de la experiencia de diversas situaciones sociales en la historia.
De acuerdo a estas experiencias, en nuestro país está prohibida la discriminación motivada por el género y, cualquier otra que atente contra la dignidad humana teniendo por objeto anular o menoscabar los derechos y libertades de las personas. Todo Derecho Humano reconocido, tiene tras de sí una lucha social, y las mujeres a lo largo de la historia, hemos luchado para eliminar la discriminación en razón de género por el reconocimiento pleno de nuestros derechos. Aún en la actualidad, se han creado toda una serie de mecanismos como la Ley General de Acceso a las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, los Objetivos de Desarrollo del Milenio, tratados, leyes y convenciones como la Convención sobre la Eliminación de todas las formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW), considerada la carta internacional de los derechos de la mujer.
Sin embargo, a pesar de todos estos esfuerzos y la implementación de diversos instrumentos; las mujeres seguimos siendo objeto de importantes discriminaciones en el ámbito económico, social, cultural, civil o cualquier otro: se violan nuestros principios de igualdad y equidad en relación con la paridad, aún existe un acceso mínimo a las oportunidades de empleo, tenemos que enfrentar el techo de cristal una vez inmersas en el mercado laboral, la remuneración salarial suele ser menor para nosotras por el mismo empleo con las mismas capacidades, enfrentamos la pobreza, la violencia, la discriminación por embarazo, la sobrecarga del trabajo doméstico, entre muchos otros.
Teniendo en cuenta que hay mujeres que sufren una doble o triple discriminación como las indígenas, las trabajadoras domésticas, las trabajadoras sexuales, las migrantes, las madres adolescentes, las madres solteras, las lesbianas, analfabetas, adultas mayores o con discapacidades físicas y mentales, por mencionar algunas.
Por ello, se deben continuar implementando y promoviendo condiciones necesarias para que la no discriminación y la igualdad de las personas sean reales, efectivas y sustantivas. Corresponde al Estado promover estas condiciones y eliminar todos los obstáculos que limiten en los hechos estos ejercicios de igualdad y no discriminación. Se deben adoptar y garantizar todas estas medidas y condiciones tanto en el ámbito municipal, estatal y federal de acuerdo a los instrumentos internacionales ratificados así como con la jurisprudencia emitida por los órganos jurisdiccionales internacionales y federales tanto en recomendaciones y resoluciones adoptadas por el Estado mexicano. Sin olvidar que es importante y vital que se continúe determinando en el Presupuesto de Egresos de la Federación, recursos para implementar acciones sustantivas en la erradicación de la discriminación.
Las sociedades han ido cambiando y junto con ellas, incluso el carácter legislativo que avalaba ciertas prácticas sociales. Por lo que continuar modificando o derogando leyes, reglamentos, usos y prácticas que constituyan discriminación hacia la mujer es fundamental. Tomar medidas específicas y apropiadas para eliminar la discriminación contra la mujer en las zonas rurales es un asunto de emergencia nacional, no podemos seguir avanzando en una democracia mexicana sin garantizarles a las mujeres indígenas su participación a una vida libre de violencia.
Las estructuras patriarcales permean en todo el entramado social, incluso en los medios de comunicación, quienes representan en diversas ocasiones, la reproducción de la discriminación y de los estereotipos. Por lo que tienen un papel clave y fundamental en eliminar el odio, la violencia y la discriminación a través de mensajes e imágenes tanto en medios tradicionales como los digitales.
Debemos trabajar de la mano con las organizaciones de la sociedad civil en la formulación de políticas gubernamentales y en la ejecución de éstas. Su rol es fundamental debido a que son agentes independientes con un gran trabajo específico en el diseño, seguimiento, evaluación y retroalimentación de diversas políticas públicas en el país.
Finalmente, la discriminación de género se reconoce como un tema y problema vigente en las políticas públicas a nivel federal. Sin embargo, en el ámbito municipal es importante implementar de manera transversal soluciones diversas, pues resultan ambiguas y con naturalidad las diferencias y discriminaciones que existen hacia las mujeres; que se traducen en desigualdades sociales. De la misma forma, es importante entender todas las dimensiones y caras de la desigualdad en cada territorio del país. Por lo que se debe poner al alcance, los recursos y apoyos necesarios para combatirla.